El Foro Social Mundial y la Globalización SocialBy Juan S Tello Mientras me hacía paso entre las mesas llenas de imágenes revolucionarias y de no distraerme con cada apasionada discusión de las que llenaron las calles de Caracas durante el Foro Social Mundial 2006, llegué a la conclusión de que aquel era un momento único en mi vida, y único en la historia de nuestros pueblos de América. Fue un momento doblemente especial. Por un lado el FSM nos dio a todos los participantes un espíritu de esperanza y optimismo que son incentivos esenciales para todos los luchadores sociales del continente, que despiertan cada día contemplando obstáculos monumentales y decididos a enfrentarlos. Todos los participantes vivieron una utopía de 6 días, dándose cuenta de que en los países vecinos pueden encontrar la camaradería que muchas veces es tan escasa en sus propias sociedades. El FSM es precisamente eso, un foro para la globalización de la solidaridad, de los derechos de los indígenas, de la mujer, del medio ambiente, de los trabajadores. Comparado con su homólogo del neoliberalismo, la Organización Mundial de Comercio, el FSM parece compensar con energía, dedicación y esperanza lo que le falta de capital. Por otro lado, por el hecho de haberse llevado a cabo en Caracas, en medio de una revolución democrática y afín con el espíritu del foro, éste ha adquirido una armonía especial. Toda la ciudad fue para mí como un gran evento, como un gran sueño. Por primera vez he visto una sociedad donde los más pobres son los más felices. Para los millones de venezolanos que siempre se sintieron excluidos del proceso político, lo que está sucediendo hoy es una auténtica liberación, un a auténtica independencia, una auténtica revolución. Chávez se ha dado cuenta de que su poder se encuentra en las masas, y como tal se ha asegurado de que ellas estén involucradas en el proceso político, y que se tomen la política como algo de vida o muerte. En casi todas las esquinas se ven mesas donde venden la constitución, el código civil, el código de comercio, etc... En contraste, en la vecina Colombia, se ha asumido por décadas, tácitamente, que la política es un juego para los ricos y los intelectuales. Es natural encontrar que los pobres no tengan una opinión política fuerte, ni ningún candidato con el que puedan identificarse religiosamente, como ha sucedido en Venezuela, y el odio que se expresa entre las élites colombianas hacia Chávez es evidencia de su tradicional desprecio por la democracia real. Mientras la política sea para escoger entre dos tipos ricos, todo está bien, pero cuando la gente puede elegir alguien de sus propios rangos, eso es una dictadura. Y al contrario de lo que le he oído a los críticos, el proceso revolucionario ha sembrado sus raíces profundamente, y parece inconcebible eche marcha atrás. Hay raíces ideológicas, de desarrollo y de integración política que parecen asegurar que todo este esfuerzo no será en vano. Además, el triunfo de los movimientos sociales pacíficos en latinoamérica es una señal de alerta también para quienes hoy intentan alcanzar metas similares a través del fuego. Estos movimientos pacíficos tienen mucho más potencial duradero que lo alcanzado a través de una guerra, y movimientos insurgentes como las FARC debe tomar nota de las posibilidades de llegar al cambio social por medios pacíficos. Habiendo despertado ya del sueño, el recuerdo más importante que me llevo de esa tierra hermana es el gran saludo solidario que le ha extendido el pueblo venezolano a los pueblos del continente, la promesa de seguir expandiendo la unión latinoamericana, y el plan que por primera vez parece palpable de forjar un futuro conjunto para nuestras gentes, exigiendo nuestra soberanía y la libertad de relacionarnos los unos con los otros sin permiso de nadie. Libres de bases militares de EEUU, de mal llamados Tratados de Libre Comercio, de golpes de estado y de sabotaje interno. Desde que el foro ha tomado forma, más y más paises se han alejado del neoliberalismo y han decidido ser autores de sus propios destinos. Este vehículo de globalización social ha visto florecer los frutos que ha sembrado, y sólo podemos esperar que la cosecha sea abundante, y que vengan muchas más. |